domingo, 25 de enero de 2009

BAIDU - China sacude a la red de redes - 到百度图片首页

http://hiphotos.baidu.com/baidu/pic/item/9aff6e38f48eb13c97ddd89c.jpg

Baidu, el motor de búsqueda más popular de China y el sexto sitio más visitado del mundo, también fue “reprendido” por Pekín.

El cada vez más intenso debate sobre si es legítimo que organismos estatales o privados controlen los contenidos volcados en internet se actualizó la semana pasada cuando el gobierno chino anunció una nueva campaña de “limpieza” en la red que incluyó restricciones o incluso el cierre de casi cien portales. La cruzada se propone explícitamente la eliminación de materiales que califica como “vulgares y pornográficos”, y tiene como blancos más resonantes a Google, Baidu (símil chino del buscador estadounidense) y el Messenger de Microsoft.

El gobierno de Pekín defendió ayer, además, la censura de la página de la ONG Amnistía Internacional (AI). En este caso, con el argumento de que “mantiene una actitud tendenciosa” contra su nación y “no es siempre objetiva en su visión” del país. “No podemos permitir que ninguna web abogue por asuntos ilegales, incluidos el culto o las actividades delictivas”, argumentó ayer la portavoz del Ministerio chino de Asuntos Exteriores, Jiang Yu.

La vocera agregó que su gobierno –considerado por la propia AI y por Human Rights Watch (HRW) como uno de los que más censura aplican en el ciberespacio– administra internet “de acuerdo con la ley” china pero también mantiene “una actitud abierta y global”.

Con todo, y pese a las críticas que desató, la magnitud de la censura en China es poco relevante si se tienen en cuenta los propios datos del gobierno de Pekín sobre la expansión de internet en el país. De hecho, para respaldar esta empresa de “vigilancia” oficial, la vocera del Ministerio de Asuntos Exteriores recordó que su nación ostenta el primer puesto mundial en cuanto al número de internautas, con casi 300 millones de usuarios relevados en diciembre pasado (un 41,9 por ciento más que en igual mes de 2007, de acuerdo al diario oficial China Daily). Pero Jiang Yu agregó además que hay registradas 2,1 millones de páginas web en el gigante asiático, ante lo cual los casi cien sitios censurados aparecen como numéricamente irrelevantes.

Es que la expansión de la red en China sorprende: más del 90 por ciento de sus usuarios navega por medio de banda ancha (en Argentina, según cifras del Indec de junio de 2008, accedía a este servicio el 92 por ciento de sus 2.778.834 internautas). La banda ancha, que permite mayor tráfico de información y a mayor velocidad, alcanzó en China una penetración del 22,6 por ciento en diciembre pasado, por encima de la media global de 21,9 según los últimos datos del Centro de Información de internet chino. La misma fuente informó que el año pasado 117 millones de ciudadanos usaron sus teléfonos móviles para navegar, lo que supuso un aumento del 113 por ciento respecto a 2007. Y todo hace prever que la expansión continuará: este mes la administración comunista concedió tres licencias para telefonía celular de tercera generación (3G), que posibilita un acceso a la web más veloz y con mayores prestaciones.

Pero en paralelo con esta “apertura” tecnológica se da la campaña contra el “contenido vulgar” en la red. Así, el gobierno chino profundizó en los últimos días una dura batalla contra 19 páginas web. El Partido Comunista (PCCh), responsable de catalogar las amenazas digitales a las que se enfrenta el país, está así decidido a eliminar del espacio virtual cualquier portal pornográfico, de estafas on line y –por supuesto– algunos de los que reproducen críticas políticas hacia el régimen que dirige el presidente Hu Jintao, secretario general del partido.

De este modo, el PCCh comunicó entre otras medidas el refuerzo de su vigilancia sobre varias páginas, incluyendo a Google –a la que reprendió por su falta de compromiso para eliminar portales de “contenido ético cuestionable”–, su rival oriental Baidu y Messenger. En respuesta, esas compañías se disculparon y se comprometieron a “limpiar” sus sitios, con lo que ratificaron el “derecho” del Partido Comunista chino tiene a evaluar la pertinencia del material que se difunde por la red.

Además de estas advertencias, las autoridades del gigante asiático desactivaron el fin de semana pasado otras 50 páginas de internet, a las que también acusaron de contener pornografía y material “vulgar”. Con lo que, hasta el momento, fueron cerradas o restringidas un total de 91 direcciones electrónicas. Esta campaña destinada a purificar la red, de un mes de duración, fue puesta en marcha por la Oficina de Información del Consejo de Estado y por los ministerios de Seguridad Pública y de Cultura. Pero no es tan fácil controlar la web.

Peter Fleischer, responsable mundial de privacidad de Google, admitió que el máximo buscador de contenidos “aceptó de entrada las reglas del gobierno chino porque consideró que era mejor estar dentro del gigante asiático que afuera”. Sin embargo, minimizó el efecto de la censura: “He encargado a ingenieros de Google que calculen el número de páginas que existen. Créame. Este tipo de censuras no podrán sobrevivir al crecimiento de internet”, se ufanó el directivo.

También desde Google, su director de Relaciones Públicas en Pekín, Cui Jin, aseguró que es un reto tecnológico borrar los contenidos sensibles y sus vínculos, ya que las definiciones de “pornografía” y “contenidos vulgares” que dan las autoridades son muy imprecisas. A la vez, defendió las operaciones del portal recordando que sólo es un buscador, y que no genera contenido pornográfico.

Más allá de estas opiniones, otros muchos expertos en informática señalan que el control centralizado y global efectivo en la web es “casi imposible”. Incluso pese a que, además de China, otros países como Irán, Arabia Saudita, Cuba y Corea del Norte intentan restringir el acceso de sus ciudadanos a ciertos contenidos de la red, en particular de carácter político, religioso o “moral”. Esta censura se materializa, a veces, mediante filtros controlados por las autoridades, que se apoyan en las leyes locales y se remiten a cuestiones culturales para legitimar su “vigilancia”. Sin embargo, un creciente número de usuarios pueden burlar estos filtros, pues una sensible mayoría del contenido de internet está disponible en todo el mundo al margen del lugar desde el que se accede. Siempre y cuando se cuente con la habilidad y los medios técnicos necesarios para sortear las restricciones impuestas a los servidores locales.

El otro método es más político, como en el caso de China, donde las restricciones “técnicas” se combinan con la autocensura de las propias empresas proveedoras de los servicios de la red, como Yahoo, Microsoft o Google, que se ajustan a las demandas oficiales del país receptor. De hecho, también el buscador y la compañía fundada por Bill Gates aceptaron ofrecer información privada de sus usuarios en la red al gobierno estadounidense, que reclamó esos datos para su ya desprestigiada “guerra contra el terrorismo global”.

Baidu, el Google asiático, en la mira

El portal Baidu, uno de los blancos de la “campaña de limpieza” de internet relanzada por el gobierno de Pekín, es un motor de búsqueda en idioma chino con sede en la capital del gigante asiático fundado a finales de 1999 por Robin Li y Eric Xu. Su diseño es similar al de Google, tanto que se lo suele nombrar como “el Google de China”. Incluye la posibilidad de búsqueda de noticias, imágenes y canciones.

Baidu era en julio de 2005 el sexto sitio más visitado de la red, de acuerdo a la empresa Alexa (subsidiaria de Amazon.com que ofrece estadísticas sobre acceso a los portales).

Pero la característica más popular de Baidu, que otros motores de búsqueda como Google no ofrecen, es la posibilidad de efectuar búsquedas de archivos de audio. Y aunque compartir música en la web es ilegal en gran parte del mundo, Baidu puede realizar estas búsquedas debido a que las leyes de la República Popular China no prohíben subir los temas en internet.

Uno de las batallas judiciales que en este sentido ganó por el portal fue en 2007, cuando el Alto Tribunal Popular de Pekín falló en contra de las grandes multinacionales discográficas como EMI, Sony, Warner Music y Universal Music que dos años antes habían denunciado a Baidu por ofrecer a sus internautas la descarga y reproducción sin permiso de 137 canciones cuyos derechos de autor les pertenecían.

Claudio de Moya / El Ciudadano


Fuente: http://www.rafaela.com


No hay comentarios:

Publicar un comentario