En base a estas sensibilidades, tenemos películas lentas que necesitan mucha luz para excitarse -desde los 12 hasta los 80 ISO; películas normales -de los 100 a los 400 ISO-, y películas rápidas -a partir de los 800 ISO-, que pueden llegar a 6400 ISO o incluso más. En el mundo químico, las películas se fabrican para unos ISO determinados de gran demanda, y si ya es difícil encontrar películas que vayan más allá de la horquilla 100-400 ISO, más difícil todavía es encontrar películas con valores intermedios (64, 320, 640, etc), y casi imposible encontrarlos a un precio asequible. Esto tiene como consecuencia que apenas si conocemos la existencia de películas que vayan más allá de los 100 ISO. Si ya nos resultaba demasiado caro experimentar con películas comunes, cuan caro resultaría experimentar con películas especializadas.
Luz... más luz
La teoría a la hora de utilizar los diferentes ISO es sencilla, y se basa en un principio -valga la redundancia- de lo más simple: mucha luz, ISO bajo; poca luz, ISO alto. Sin embargo, la simple decisión de hacer clic en el botón para seleccionar uno u otro ISO debe tomarse con más calma, pues como casi siempre ocurre en lo referente a la fotografía digital, cada decisión que se toma tiene una repercusión.
Olympus E-20, f4.5, 1/640 s, ISO 80 A plena luz del día, un ISO bajo garantiza una mínima cantidad de ruido y unos colores excelentes para reproducciones en papel a gran tamaño. |
Así es; las imágenes generadas por una cámara digital tienen asociado un pequeño efecto secundario llamado ruido. Primo cercano del grano en la película fotográfica, el ruido -una interferencia electrónica- se manifiesta en forma de pequeños puntos multicolores por toda la fotografía, siendo mas visibles en las zonas oscuras que en las claras, del mismo modo que son más fáciles de ver en exposiciones largas que en exposiciones cortas.
Este ruido está siempre presente en la fotografía, pero dependiendo del ISO seleccionado para realizar la toma será más o menos visible. Los ISO bajos generan poco ruido, y según se selecciona un ISO más y más alto este efecto se hace más visible. Sin embargo, hay que tener muy claro que en este universo, como hemos repetido muchas veces, cada cámara es un mundo, por lo que es más que probable que dos fotografías idénticas tomadas en las mismas condiciones con cámaras de diferente manufactura tengan unos niveles de ruido distintos.
De la teoría a la práctica
Como se ha dicho, la elección del ISO tiene un principio muy básico, pero por muy básico que sea no es lo único que cuenta. De hecho, todos los parámetros -obturación, diafragmas, etc.- se relacionan entre si.
En lugares cerrados y mal iluminados -nuestra casa, por ejemplo- un ISO alto será la primera elección que tendremos que considerar si queremos hacer la foto sin flash. Sin embargo, es posible que deseemos emplear el flash de la cámara; entonces usaremos un ISO bajo, puesto que lo más probable es que las reducidas dimensiones de la escena nos permitan iluminar la estancia por completo usando solamente el flash de la cámara. En lugares medianamente amplios y mal iluminados será necesaria la ayuda de un flash. Sin embargo, si elegimos un ISO bajo, la luz del destello se quedará corta rápidamente, por lo que tendremos una imagen que pierde luminosidad de forma gradual. Lo ideal en estas situaciones es usar sensibilidades altas.
Encontraremos muchas situaciones en las que una elección adecuada del ISO tendrá repercusiones en la composición final de la toma. Si, en un retrato, un fondo desenfocado centra la atención en el sujeto del primer plano, un fondo oscuro logrará una sensación parecida. Una buena combinación de un flash a poca potencia y un ISO bajo se encargarán de ello.
Un último caso puede aparecer cuando todas las variables de exposición son posibles. Por ejemplo, un mediodía de verano. Probablemente podamos escoger un ISO muy bajo, pues tendremos luz suficiente, pero es posible que queramos un desenfoque de fondo o congelar un movimiento. Si es así, cuanto mas alto sea nuestro ISO, más podremos abrir el diafragma o elevar la velocidad de obturación.
Fotoperiodista
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